domingo, abril 30, 2006

UNA LUZ DE ESPERANZA

El futuro de la Argentina parece comprometido por el sostenido grado de pobreza (40%) y de indigna indigencia, que con su alto índice de natalidad parece “asegurar” para un creciente número de niños y jóvenes (60%?) deficiente alimentación y salud y escasa o nula educación. Estos niños y jóvenes estarían atrapados sin salida en un destino de villas, miseria, droga y delito.

Sin embargo no todo esta perdido com lo demuestra la historia de Víctor Cardozo publicada en La Nación del 29 de abril ( “Cómo cambiar el destino” http://www.lanacion.com.ar/archivo/nota.asp?nota_id=801463&origen=acumulado&acumulado_id= )

Transcribo algunos párrafos de dicha nota:

“Con naturalidad, el chico de 19 años –ojos y pelo renegrido, sonrisa nerviosa, camisa recién planchada por él– cuenta cosas difíciles de creer. "En el Chaco estábamos tan mal que cuando con mi familia llegamos a la villa La Cava, sentimos alivio y hasta la vimos linda. Yo era el más chico de mis 13 hermanos, tanto no me acuerdo porque apenas tenía 4 años. Pero sé que mi mamá, Rosa, estaba desesperada y quería venir a Buenos Aires. Padre no tengo. Murió como vivió: era alcohólico y nunca pudo salir de esa locura de la adicción", comenta mientras toma, tímido, una taza de té.
Víctor Cardozo habla con ternura y un dejo de miedo....

Por suerte hoy mi vida marcha muy bien. Gracias a los consejos de mi mamá –una mujer de bien que siempre me habló de Dios y del poder del esfuerzo– y a la fundación Cimientos –que me becó para que termine la secundaria– hoy puedo caminar con la frente alta."...

"Gracias a ellos estoy muy cerca de tener el diploma. Para dar en junio me quedó matemática, y tecnología y gestión para julio. La verdad, no soy un estudiante ejemplar, pero me defiendo en dibujo y geografía. Mi gran sueño que estoy comenzando a cumplir es recibirme de chef. Como soy ayudante de cocina en un restaurante de San Isidro, me picó el bichito de perfeccionarme y tener una profesión....

Como del restaurante llega a su casa alrededor de las 3, le cuesta mucho despertarse a la mañana. "Pero trato de estar con pilas para el mediodía. Como algo, tomo unos mates y me pongo a lavar y planchar mi ropa. Después salgo para el trabajo. Los días que estudio cocina (a la mañana, en Martínez) estoy muerto, pero lo disfruto tanto que no me importa. Todavía no puedo hacerme el canchero con especialidades raras, pero las milanesas me salen secas, derechas, doraditas... Lo que sí aprendí es a no bajar los brazos. Cuando vivía en La Cava, la invitación a la droga, el robo y la vida fácil eran una constante. Pero siempre hubo algo dentro de mí que me hacía elegir el camino correcto. Mamá me ayudó un montón. Somos creyentes, pero tampoco es sólo cuestión de rezar porque con eso no alcanza. Creo en el esfuerzo; calculo que sólo eso puede cambiar el destino...”

El ejemplo de Víctor Cardozo demuestra que hay esperanza para la Argentina, que con esfuerzo, como él mismo lo dice, se puede salir aún de situaciones que parecen insolubles. ¿ Cómo multiplicar este ejemplo? Parece que una modesta ayuda de la fundación Cimientos le ayudó a “caminar con la frente alta”.

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martes, abril 25, 2006

UNA FOTO PARA PENSAR



Esta foto da para pensar...
Se puede admirar el estado atlético del golfista...
pero lo más admirable es su dedicación total a lo que hace: tratar de embocar en el hoyo sin que ni una brizna de hierba se le interponga. Dedicación digna de imitación.
Esteban Peicovich la comenta con Mil precisas palabras en su nota en La Nación, Ultima página, del 25 de abril del 2006.