El Consejo
Municipal de Rosario consagró al Dr. Lázaro Gidekel como Médico y Maestro
Distinguido de la ciudad el 6 de junio del 2012. En un emotivo acto, con la
presencia del Gobernador y de la Intendente, de amigos y colegas que colmaron
el salón le otorgaron la distinción.
Lázaro
Gidekel se recibió de médico a los 23 años en la Facultad de Medicina de
Rosario y seis años más tarde, después de dos años becado en la Universidad de
Cornell, Nueva York, siendo el clínico joven más brillante de la época, fue
designado Jefe de Clínicas en el Hospital Centenario, Profesor Adjunto y primer
médico clínico del Sanatorio Británico.
“Con el
horizonte insospechadamente abierto y el futuro más promisorio, de forma tan
repentina como inesperada decide radicarse en Estados Unidos,… con el objeto de
completar su formación en medicina” como describe el Dr. Hugo Tanno en su
presentación en el acto (ver aquí)
Tras 10
años en Estados Unidos da otro giro a su vida instalándose en una modesta
población rural en la selva del valle central de Costa Rica donde durante ocho
años volcó generosamente la experiencia clínica adquirida.
En 1985
regresó a Rosario dónde, como Jefe del Servicio de Residencias en Clínica del
HECA, se dedicó a difundir su concepción de la Medicina enfocada en la persona
y no en la enfermedad como describió en su Agradecimiento (ver aquí)
Durante 18 años, hasta su jubilación, se
dedicó con ahínco a la atención de sus pacientes y a la formación de los
jóvenes médicos residentes a quienes inculcaba que deberían involucrarse en “el
conocimiento a fondo [del enfermo] de los antecedentes patológicos personales y
familiares , de su biografía personal,
de sus estudios, trabajos, capacidades y
falencias, así como las relaciones interpersonales de su grupo familiar”.
Se preocupó de que los residentes tuvieran un intenso
programa de reuniones científicas diarias y trataba de despertarles el gusto
por la buena lectura y la música.
Como verán en su Agradecimiento aprovechó la oportunidad
para reflexionar sobre la crisis ética y humana del mundo definiéndose como Emmanuel
Lévinas “Pienso y actúo para el otro,
luego existo”