En el 2008
di una charla sobre Ciencia e Historia que tenía que estar precedida por un breve
relato autobiográfico contestando las preguntas de ¿Quién soy? ¿Qué hice? ¿Qué
hago? Y mencionar a mis ancestros. Un comentario de uno de los presentes me
quedó grabado. Me señaló que había mencionado el papel fundamental del azar en
varios momentos claves de mi vida y me preguntó porqué.
Ahora
encontré una elaborada respuesta en el ensayo “El cisne negro: El impacto de lo
altamente improbable” de Nassim N.
Taleb (Ed. Paidós, 2008 ver aquí). Afirma que nuestro mundo esta dominado por
lo desconocido, lo muy improbable (de acuerdo con lo que sabemos). Es
esencialmente azaroso. El futuro es impredecible. Lo que ignoramos es mucho más
que lo que sabemos. Concuerdo totalmente. El espectacular avance de las
ciencias logra agigantar las fronteras de nuestra ignorancia. La ciencia al
investigar qué hay en un ambiente determinado descubre y describe muchas cosas
y entre ellas puertas que, cuando logra abrir alguna, nos conduce a otro
ambiente mayor, oscuro, desconocido.
Nuestro
pensamiento depende del contexto en que las cosas ocurren, no de su mérito
lógico. Es opaco. La historia es opaca, tenemos la ilusión de que entendemos lo
que pasó pero los que estaban presentes no vieron lo que pasaba. No entendieron
la extensión de la Gran Guerra ni la masacre que produjo. Nadie se imaginó la
súbita caída del muro de Berlín ni las consecuencias mundiales aparejadas.
Taleb
advierte sobre el riesgo de pensar como los pavos. Durante su vida creen que el
mundo es perfecto. Todos los días alguien repone el alimento y agua fresca,
hasta que un día (¿el de Acción de Gracias/Navidad?) pasa algo totalmente
diferente. Critica ferozmente a los Nobel en Economía y autoridades bancarias y
de la Reserva Federal que argumentaron, en el 2008, “nunca pasó algo así”.
También podrían afirmar convincentemente “yo nunca me morí”.
Ignorar la
evidencia silenciosa es otra trampa en que caemos fácilmente. Admiramos al
artista, escritor o científico exitoso, triunfante, considerándolos geniales
ignorando a los muchos similarmente dotados pero que no tuvieron la “suerte” de
destacarse. Suerte generada por un hecho azaroso no relacionado con su real
capacidad.
El mundo es
mucho más complicado de lo que pensamos. Lo que no sería un problema salvo que
la mayoría lo ignora. Tendemos a mirar con anteojeras el futuro suponiendo que
va hacer igual que hoy. En realidad no lo podemos saber. No podemos predecir
pero nos domina la arrogancia sobre lo que creemos saber. No sabemos lo que no
sabemos.
Los hombres
tenemos una gran inquietud por conocer el futuro. Hay una demanda generalizada
de pronósticos en todos los campos. En temas acotados con variables conocidas y
plazos restringidos se puede hacer una estimación limitada por la ocurrencia de
eventos improbables. En temas complejos con variables móviles de largo plazo
las predicciones son inútiles (cómo va estar la economía o el precio del
petróleo dentro de 20 años o cuánto va a durar una guerra)
Según Taleb
la idea del Cisne Negro esta basada en la estructura azarosa de la realidad empírica.
Es importante estar preparados para lo altamente improbable, para lo inesperado.
En realidad para todo.
¿No te
parece?