La capacidad de los ingenieros alemanes generalmente no
se discute. La propaganda de Grundig “caro pero el mejor “se aceptó sin
condicionamientos. Es conocida la participación de ingenieros y físicos del
nazismo, que fueron repartidos entre Estados Unidos y la Unión Soviética al
finalizar la Segunda Guerra Mundial, en el desarrollo de la bombas atómicas y
nucleares y de la energía nuclear así como en los cohetes que permitió la
conquista del espacio.
Por eso causó estupor mundial la noticia de que la Volkswagen
(10 millones de autos por año en 100 fábricas por el mundo) había engañado a
sus clientes y a los organismos de control americanos y europeos sobre las
emisiones tóxicas de los autos que fabrica. Para ello había introducido
clandestinamente un programa en la computadora de los autos que adecuaba el
funcionamiento del motor para que disminuyeran sus emisiones de óxido nitroso
cuando eran sometidos a un control técnico. O sea había logrado ocultar que sus
autos emitían gases tóxicos en un nivel
superior al permitido perjudicando la salud de sus usuarios y del público en general.
¿Qué pasa con el capitalismo? ¿Es que no puede dejar de
ser salvaje? ¿Tener como principal objetivo la máxima ganancia que se puede
obtener, a cualquier costo? Pareciera que no.
El capitalismo es el único sistema que rige las
relaciones del comercio, la producción y la propiedad en el ámbito
internacional y nacional (ver aquí). Se impone aún en los países comunistas
como la República Popular China que lo ha adoptado enérgica y entusiásticamente
después del fracaso de la Revolución Cultural de Mao y que está reconstruyendo
el antiguo Imperio Chino.
La regla de oro del capitalismo:”Maximizar las ganancias
(a cualquier costo)” no es reconocido habitualmente como tal por las
corporaciones y las empresas. Incluso conscientes de la mala imagen que esta
regla significa se esfuerzan, con ingentes programas de relaciones públicas, por
demostrar que se trata de un capitalismo “humano”.
Abundan los ejemplos de corporaciones que se apegan a la
regla mencionada. Por ejemplo la industria del tabaco, cuyo producto es
peligroso para la salud humana, no dudó, en los 50, en ocultar la información
de que la nicotina es un poderoso aditivo y en manipular el cultivo para
aumentar el contenido de la misma en los cigarrillos y reforzar la dependencia
de los fumadores logrando así mayores ganancias a costa de la salud de sus
clientes. Todavía lo siguen haciendo. Otros ejemplos muy importantes son la
industria farmacéutica y su accionar criminal que afecta la medicina científica
y la salud humana (ver aquí); los bancos y corporaciones financieras que se
benefician con el lavado de dinero (narco dólares, y el proveniente de la
corrupción, la trata y el tráfico de armas); la industria química que ha
introducido 80.000 compuestos sintéticos, útiles en algún aspecto, pero sin
considerar su biodegradabilidad y su toxicidad. Algunos son notorios como el
glifosato de Monsanto o las grasas trans; las petroleras y mineras con su
enorme poder económico y político y su capacidad de contaminar en gran escala (ver
aquí).
Ahora hay que agregar a la lista a las automotrices
encabezadas por la Volkswagen ya que se está investigando si otras siguieron su
“ejemplo”…
¿QUÉ TE PARECE?