El incremento de la inseguridad en los diez últimos
años está claramente vinculado con el incremento del narcotráfico. No hay
cifras confiables ni estadísticas en estos temas como pasa con el Indec. En
Argentina despreciamos las estadísticas
y las que hay se falsifican con el auspicio de la más altas autoridades del
país y la indiferencia de todos. Sin embargo no hay dudas de que el
narcotráfico ha crecido drásticamente en los últimos veinte años mientras que
se mantiene relativamente estable en el resto del mundo. Información de fuentes
confiables como las Naciones Unidas (ver aquí) indican un desplazamiento de la producción
de cocaína de Colombia hacia Perú y Bolivia, países más cercanos a la Argentina
y un aumento de la demanda en Europa canalizada a través del Cono Sur. Hay
motivos para suponer que en nuestro país ha aumentado la purificación y la “exportación”
de este narcótico hacia Europa y otros países. Lamentablemente también el
consumo, entre otros también del paco, la tóxica basura que queda como residuo
de la purificación de la cocaína y que es letal para nuestros chicos. El único dato concreto que se menciona es el
aumento de los secuestros de drogas provenientes de la Argentina. Seríamos el
tercer “exportador” mundial de cocaína.
El problema nuestro, de la Argentina , es que acá NO
HAY LUCHA CONTRA EL NARCOTRÁFICO. En los últimos 20 años el consumo,
purificación y “exportación” de cocaína y otras drogas ha crecido
sostenidamente. En los últimos diez años se ha triplicado. El problema es que
el narcotráfico ha penetrado las estructuras del estado en todos sus niveles.
Nuestras fronteras son totalmente permeables. La gendarmería y la prefectura se
desviaron a tareas policiales. Incontables anuncios de radarización que no se
concretan. Grandes facilidades para el lavado de narcodólares, hasta un
flamante blanqueo en plena vigencia, pasividad o complicidad de autoridades,
policías y jueces están atrayendo a bandas narcos de México, Colombia y Perú
que se instalan en nuestro territorio, adquieren propiedades, y traen a sus
propios guardaespaldas y sicarios que se suman a las bandas locales. La
competencia entre ellas es responsable del incremento de los asesinatos que
incluyen víctimas inocentes. Innumerables y de público conocimiento son las
denuncias y escritos que vinculan a Menem, Duhalde y Kirchner y sus entornos,
con la droga en los últimos 20 años.
El impacto del consumo de drogas ilícitas en la
productividad en la Argentina puede estar entre 0,3 y 0,9% del PBI (2.100-6.300
millones) Los costos derivados de la delincuencia relacionada con las drogas también
son considerables. En Inglaterra, por ejemplo, representaban 1,6 del PBI.
Sin embargo a la gente lo que más les preocupa es la
inseguridad incrementada por el narcotráfico. En base a la información contenida
en el documento de las Naciones Unidas se puede extrapolar que en Argentina
habría unos dos millones de consumidores de drogas de los cuales 50.000 se encontrarían
en Rosario. El 10% de ellos serían
drogadictos muy dependientes y afectados
por secuelas. Con frecuencia llegan al delito para conseguir la
droga. Arrebato, robos e incluso asesinatos sin contar las víctimas inocentes
de los enfrentamientos entre narcos.
Un informe muy reciente de la OEA (ver aquí) cuestiona
la idea de que la guerra contra la droga es exitosa, ciertamente en la
Argentina no lo es, y lleva a replantear el tema y a un profundo debate sobre
una serie de alternativas y dilemas. El documento asevera:
"El problema de las drogas ilegales impulsa el crimen,
la violencia, la corrupción y la impunidad”
En la Argentina avanza la “Triple P” (pandilleros,
policías y políticos) sin que reaccionemos y muchos
no lo adviertan.
¿Qué se puede hacer?
En mayo el ministerio de Seguridad organizó la Conferencia abierta de Franz
Vanderschueren: "Gobiernos locales y seguridad ciudadana".El
disertante, experto en seguridad
internacional,( ver aquí) propone que es posible disminuir la inseguridad a
nivel local (municipal) si se cuenta con un claro liderazgo político local, con el
apoyo del gobierno central y una fuerte capacidad de coordinación, además de
sistemas eficaces de evaluación de los resultados.
Sí, no es fácil
pero es posible. El 25 de junio hubo una marcha multipartidaria en Rosario,
Todos contra la Droga, a la que fueron autoridades municipales y provinciales,
concejales y diputados. Tal vez algunos fueron para la foto pero fue auspicioso
y podría ser el comienzo de un consenso para coordinar esfuerzos en la lucha
contra la droga y la inseguridad.
¿QUÉ TE PARECE?
1 comentario:
muy bueno e interesante
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