En la nota previa se
comentó el trabajo que reveló, objetivamente, la estructura del
control corporativo mediante la identificación de quién es el dueño
de qué. En el mismo se construyó un complejo diagrama que confirma
y documenta lo que muchos suponían. La red corporativa descripta no
implica necesariamente que sea el resultado de una conspiración
mundial. Puede ser consecuencia de la complejidad del sistema. Que
hay corporaciones que conspiran está documentado en muchos casos;
por ejemplo el cartel de las empresas tabacaleras que ocultó, a
mediados del siglo XX, que la nicotina es un poderoso aditivo y
manipularon el cultivo del tabaco para aumentar su contenido de la
droga logrando así una mayor dependencia de los fumadores y daño a
su salud. Al probarse la conspiración en la Justicia las tabacaleras
fueron sancionadas con fuertes multas y crecientes restricciones a la
propaganda y al consumo lográndose bajar a la mitad el número de
fumadores en Estados Unidos.
La globalización
está alcanzando un grado de desarrollo sin precedente y genera
recelo, por parecer incontrolable el poder de las empresas
transnacionales aún para los países del primer mundo; también da
pie a diversas teorías conspirativas mundiales. Hay quienes, como
Chris Maternson (ver comentario de Héctor en nota previa o aquí)
recurren a curvas exponenciales para predecir eminentes catástrofes.
En realidad son repeticiones y actualizaciones de la realizada por el
clérigo anglicano Thomas Malthus en 1798 al considerar el
crecimiento geométrico de la población frente al lineal de los
alimentos. El maltusianismo fue replanteado varias veces en los dos
siglos siguientes por importantes figuras como Paul Erlich, John
Maynard Keynes y el Club de Roma. Todos cometen errores similares,
extrapolar curvas estadísticas y pretender predecir el futuro. En mi
opinión el futuro es impredecible por el alto componente aleatorio
del universo y por la inmensa limitación de nuestros conocimientos
(ver sobre este tema a Nassif Taleb o mi nota del 6/10/2012 en este
blog).
La humanidad
enfrenta crisis en dos áreas claves, la economía y la organización
política. Las crisis económicas que se reiteran en todas partes
desnudan las debilidades de su organización y sus mitos (auto
regulación, derrame) y golpean a los más débiles mientras los
poderosos responsables cuentan con impunidad.
Políticamente las
naciones han optado por variantes de organización democrática y
algunos por sistemas centralizados y autoritarios. En todas hay una
creciente insatisfacción con la política y exploración de nuevas
formas más participativas alentadas por el aumento de la
interconectividad. Así surgieron movimientos espontáneos como los
de los inmolados, loindignados, los ocupas, la primavera árabe y
multitudinarias marchas por todas partes (ver nota del 25/10/2011 en
este blog).
La interconectividad
humana se ha incrementado notablemente por la ubicuidad de la red, de
los móviles y de la globalización. Actualmente cualquiera de los
7.400 millones de humanos que compartimos la Tierra podría hablar,
ver o saber de cualquier otro directamente. Esta interconectividad
empezó hace unos 70.000 años con el desarrollo del lenguaje fluido
que nos permitió saber de los otros integrantes del grupo, clan o
tribu y sentó las bases para la confluencia en reinos, naciones e
imperios y en el mosaico actual de los mismos.
No somos conscientes
de la aceleración de la evolución de nuestra especie. Ya tenemos
las primeras herramientas tecnológicas como para “toquetear”
nuestro genoma. Es posible que en este siglo las desarrollemos más
como para controlar o dirigir la evolución del Homo sapiens, nuestra
evolución. El problema será saber ¿hacia dónde?
No será fácil
contestar esta pregunta ni ponernos de acuerdo al respecto. En el
movimiento de la Singularidad, por ejemplo, desarrollado alrededor
del Silicon Valley se menciona, a veces, la segregación o pronto
surgimiento de una nueva especie humana.
Pienso que habría
que privilegiar los problemas comunes de la humanidad, eliminar el
hambre que padecen 1000 millones de nosotros, mejorar su salud y
educación e incorporarlos a la creciente inteconectividad entre
todos.
¿QUÉ OPINAS?
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