Marcelo Cohen señala, en una entrevista en La Nación, (http://buscador.lanacion.com.ar/Nota.asp?nota_id=864058&high=cohen) la degradación del lenguaje por el uso abusivo de los lugares comunes, frases a veces incluso cultas, que por su reiteración se vacían de sentido. Este uso lleva a una comunicación mediocre carente de pensamiento propio, de originalidad, de libertad. El lenguaje masificado sería la base del mal de nuestro tiempo y se originaría en un excesivo apego a uno mismo, en un egocentrismo que sería la causa de todos los males, incluyendo el fundamentalismo y el terrorismo.
La observación de Cohen es acertada dado que el hombre pese a auto designarse como homo sapiens piensa muy poco muy pocas veces. El noventa por ciento de nuestras acciones diarias son hábitos, rutinas que realizamos sin pensar. Lo que hablamos, nuestra comunicación con los que nos rodean, también esta plagada de frases rutinarias, de lugares comunes, como Cohen señala, que repetimos mecánicamente, sin pensar. Así integramos esta sociedad masificada, mediocre, que genera la educación deficiente, la falta de respeto al otro, la inseguridad, y la política que la mayoría repudiamos.
¿ Cómo se puede salir de esta situación?
Pregunta de difícil respuesta. En el plano personal uno puede intentar quebrar algunas de las rutinas y hábitos que ahogan nuestro pensamiento. Limitar y filtrar críticamente el incesante flujo que nos percola continuamente desde los medios de comunicación, radios, periódicos, televisión y ahora Internet y celulares, que nos imponen “los temas del día”y nos los machacan condicionando la libertad de nuestro pensamiento. Podemos tratar de reducir nuestro egocentrismo y abrirnos más al otro, escucharlo. Podemos dedicar más tiempo al silencio creativo. Podemos intentar hablar menos y mejor.
¿ A vos que te parece?
2 comentarios:
Estoy de acuerdo con lo planteado. En muchas oportunidades me ha ocurrido darme cuenta que me faltan palabras, en realidad olvido de ellas por falta de uso, y abuso del mal hablar. Y observo ademas la pobreza en el vocabulario de los jovenes con quienes trato diariamente.
Una interesante vision de la modificacion del lenguaje en un futuro "ficción" se puede leer en dos obras como: "La Naranja Mecanica" y "1984", éste último de George Orwel.
Publicar un comentario