viernes, diciembre 01, 2006

CIENCIA E HISTORIA: LA ISLA DE PASCUA

Mi interés por la Historia fue cimentado por mi Profesora de Historia Antigua en el 1er. Año del bachillerato, que nos alimentó con premios tales como el libro “La guerra de las Galias”, por Julio César, que me tocó un trimestre. Mi admiración por Atenas y su Siglo de Oro, el Rey Filipo y su hijo Alejandro el Magno se vio contrastada con mi primer visita a la Grecia actual, tan lejos de lo que fue hace 25 siglos. Arnold J. Toybee me fascinó con su descripción de cómo se construyeron imperios y cómo decayeron. La historia más cercana de las Américas llamaba mi atención. Tenía una población indígena estimada en 30-40 millones antes de la Conquista y habían surgido los imperios Azteca e Incaico y las ciudades estado de los Mayas, pero ¿por qué no se encontraron civilizaciones de similar desarrollo en lo que hoy es Brasil y Argentina? ¿Por qué América del Norte y del Sur evolucionaron en forma tan distinta después de la Conquista?
Mi formación y principal actividad en la vida fueron y son la Ciencia. Recientemente el encuentro con las obras de Jared Diamond me permitieron reconciliar mi interés en la Ciencia y en la Historia. Diamond, biólogo y Profesor en la Universidad de California, ha escrito “Guns, Germs and Steel” en 1997 y el año pasado “Collapse”, donde analiza extensamente, con un enfoque científico, cómo las sociedades eligen triunfar o colapsar. Entre los numerosos ejemplos que estudia el más simple y fascinante es el de la Isla de Pascua. Esta pequeña isla volcánica (22 x 5 Km, 160 km2) está aislada en el Pacífico a 3600 Km de Chile y 2100 Km de Pitcairn de la Polinesia Oriental. Fue descubierta en 1772 en el día de Pascua por J. Roggeween que la describió como una isla desolada sin árboles ni animales, salvo ratas, y con una población indígena (cerca de 2000) que vivía precariamente con pollos y unos pocos cultivos como alimento. Se sucedieron ocasionales visitantes pero en 1859 y 1963 piratas peruanos se llevaron como esclavos 1500-2000 pascuenses para trabajar en las minas donde murieron casi todos. Ante denuncias internacionales Perú devolvió dos docenas de los secuestrados. La isla fue anexada por Chile en 1888.






Fuerte sorpresa causó a los visitantes del siglo XVIII la presencia de grandes estatuas, los “moais”, talladas en piedra, de 15-30 m de alto, 80-270 Ton, ubicadas en plataformas de piedra (los “ahu”). Durante más de dos siglos se ha discutido quiénes los habían tallado y cómo habían sido transportados de las canteras hasta su emplazamiento. Los visitantes se negaban a creer que los pascuenses los hubieran tallado y transportado dada la precariedad en que vivían, y la ausencia de animales y árboles en la isla. Durante años se especuló sobre este misterio. Thor Heyersdahl supuso que Pascua tenía que haber sido poblada por una sociedad más avanzada como alguna de las indígenas americanas y para probarlo hizo el viaje en 1955 en la Khon Tiki desde la costa peruana. Un escritor suizo, Erich von Daniken, ferviente partidario de presuntas visitas de extraterrestres, atribuyó los moais a los tripulantes de un OVNI accidentado en la isla. La Ciencia en sus diversas ramas tales como la Antropología, Paleontología, Palinología, etc., y mediante múltiples trabajos especializados han podido contribuir a resolver algunos de los misterios de la isla de Pascua. Así, los pascuenses son de origen polinesio sin lugar a dudas. Hablaban un dialecto polinesio; tallaban sus flechas, anzuelos y azadas de piedra como los polinesios; el análisis del DNA de esqueletos muestra evidencias que lo relacionan con el de los polinesios y descartan un posible origen americano como sugirió Thor Heyersdhal en 1955; los cultivos y pollos que trajeron los colonizadores y hasta las ratas “polizontes” son de origen asiático.
El Hombre que surgió hace unos 100.000 años en las sabanas africanas se extendió por toda Asia y finalmente, hace 40.000 llegó a Australia. La colonización de la Polinesia se extendió entre los siglos V a XIII de Oeste a Este a medida que los polinesios perfeccionaban su capacidad como navegantes. Posiblemente en el siglo X un grupo reducido de colonizadores polinesios navegó en 23 semanas los 2.100 Km que separan Pitcairn o Mangarena de la isla de Pascua. Hay evidencia que ellos llegaron a la playa de Anakena en la costa norte donde se establecieron. En los siguientes 6-8 siglos la población creció hasta un total que pudo ser de alrededor de 15.000 habitantes. La misma requirió de una agricultura intensiva con diques e irrigación, el agua es escasa en la isla, y gallineros y quintas de piedra. La evidencia arqueológica sugiere que estaban organizados en 11 o 12 clanes de 1-2000 personas con un territorio donde cada uno tenía su plataforma ahu con sus moais cerca del mar, 6-8 hare paengas (construcciones ceremoniales) casas circulares para el pueblo y sus propios huertos y gallineros. Los clanes compartían las canteras donde tallaban las estatuas, los caminos para transportarlas y las playas para salir a pescar, lo que supone que tenían algún Gran Jefe o Consejo para organizar estos aspectos. Durante siglos compitieron pacíficamente en construir los moais cada vez mayores, pero finalmente la competición se tornó violenta.
El misterio del transporte de los moais con su enorme peso quedó resuelto cuando se demostró prácticamente que con troncos formando una especie de rieles y sogas, 50-500 hombres podrían arrastrarlos de las canteras a sus ahu en pocos días. La erección de los moais se puede lograr formando una rampa de piedras. Pero ¿de dónde salieron los troncos y árboles necesarios no solamente para esta tarea sino para techar las construcciones y construir las canoas? La palinología (estudio del polen arqueológico) ha permitido visualizar que la isla estuvo cubierta por frondosos bosques antes de su colonización. Entre los árboles había palmas viníferas (Jubaea sp.) con troncos de 1.5 m de diámetro que proveía savia, nueces y hojas; Triufetta semitriloba y Brousonetia papyrifera cuyas cortezas se podían trenzar en sogas y ropas y un manzano malayo (Syzygium malacense). ¿Qué pasó con esos bosques y con los habitantes que fueron capaces de tallar y transportar los moais?
Un desastre ecológico provocado por los pascuenses con una continua deforestación, una agricultura intensiva y una competencia entre los clanes que se volvió violenta al comenzar a escasear los recursos y los alimentos. Sin troncos para canoas no pudieron salir a pescar. Hay evidencias de que el hambre los llevó a practicar la antropofagia y diezmó la población.
Tal vez la isla de Pascua con sus impresionantes monumentos sea un mensaje y una advertencia a la humanidad de que tenemos que vivir en armonía con el medio ambiente y crecer sólo en forma sustentable o arriesgarnos a regresar al tiempo de las cavernas.
( Resumen de una charla dada en “ Encuentros con la Ciencia” el 5/07/06)

1 comentario:

Anónimo dijo...

el reporte es bueno pero deven publicar mas d isla d pascua como sus leyndas y comidas