Sergio Bergman es un argentino para tener en cuenta, para escucharlo y leerlo. Sorprende la claridad, profundidad y coherencia de su decir y hacer. Sorprende saber que es un rabino abierto no solo a su comunidad religiosa sino a todos los argentinos. Certeramente fue invitado a hablar en la marcha por la seguridad que se concentró en Plaza de Mayo el 18 de marzo (los videos del acto están en YouTube y en su página).
Bergman tiene una página web que merece ser visitada.
En ella predica una mayor cultura ciudadana, el abandono del “no te metás”, la ética de la participación y responsabilidad ciudadana.
La Argentina necesita un centenar de sergios bergmans.
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FRASES DEL RABINO BERGMAN
1.- Cuando vivimos en democracia, los derechos humanos no se reivindican, se cumplen.
2.- No estamos aquí para solucionar el tema de la seguridad, porque no nos corresponde.
3.- No hay que confundir el legado de Perón, con "la locura de Nerón"
4.- Llamamos a los jóvenes para que en junio, hagan estallar de votos las urnas. Que voten, participen y aprendan a votar, porque lo que tenemos no lo padecemos porque "lo mandaron", lo tenemos porque “lo elegimos” nosotros mismos.
5.- Hay República después de Néstor, depende de vos, que participes, que dejes de dormir la siesta y te hagas ciudadano.
6.- No nos dejemos dominar por la prepotencia. Confiamos en que los humildes, abran sus manos y reciban lo que les dan, pero no entreguen el voto ni la dignidad.
7.- Nos solidarizamos con nuestros hermanos del campo, que trabajan de sol a sol para el bien de la Nación.
8.- Hay que respetar las reglas de juego republicanas, no tenemos independencia de poderes; nuestros representantes en el Congreso están reducidos a una escribanía deliberativa que solamente trata lo que les encargan.
9.- Hoy me siento más cubierto y protegido por la Iglesia Católica, que por las instituciones de mi propia comunidad judía que consideran peligroso tener a un judío descarriado.
10.- A los judíos nos gusta pasar inadvertidos y si las cosas se ponen difíciles, enseguida pensamos en volver a Israel. Pero es perpetuar el paradigma de ghetto; es como estar en un lado y a la vez no estar en ninguno. Debemos elegir: o somos un ghetto, o somos ciudadanos. Si somos ciudadanos argentinos, debemos comprometernos con la agenda del país al que pertenecemos y compartir su destino.
11.- A veces me preguntan si me voy a postular. Les contesto que los argentinos confunden la política con la política partidaria, pero ocurre que hay una política ciudadana en la que todos debemos comprometernos, se trata de una dimensión imprescindible para vivir en el estado de derecho. Pero llegado el caso, si los valores de la Constitución estuvieran en serio riesgo, lo consideraría. No me siento parte de los religiosos que quieren actuar en política, sino de los ciudadanos que no pueden sentarse de brazos cruzados, mirando como espectadores, una realidad que nos atraviesa. Esto ya sucedió y lo estamos pagando muy caro.
12.- En una democracia madura y con un Parlamento funcionando, la lógica es que todos estos temas se discuten entre los Partidos. En todo caso, lo que los representantes de los credos, tendríamos que decir sería irrelevante. Pero cuando las religiones y los ciudadanos tienen que salir como últimas líneas de defensa, como el caso de Blumberg, es que el sistema republicano ha colapsado y no funciona más.
13.- Cuando uno tiene vocación de perpetuarse, perdió la vocación de servicio y eso asegura el uso abusivo del poder sobre todo cuando se usa el dinero para eliminar la oposición. Cuando se llega a esa instancia estamos en un grado de corrupción del pacto político inicial propuesto. Cuando el poder está por encima de la ley, colapsa la República.
Cuando tiene la manera de reformar la Constitución para reelegirse indefinidamente en un sistema clientelista y encima con una Caja, puede comprar voluntades y no sólo intendentes, sino también de clientes que son votos.
14.- Van a ver que cuando uno tiene un síndrome de abstinencia, porque no tiene opositores que comerse, los fabrica. No es justo ni lícito calificar a los religiosos como opositores porque disienten, ni tampoco a ciudadanos que resisten desde la participación cívica que el estado de derecho les otorga. Enseguida que alguien opina distinto se convierte en traidor y opositor. Es el estilo del Presidente, un estilo que requiere que haya oposición y luego busca los medios para deglutirla. Claro que eso lo que provoca es más hambre de poder demencial.
15.- Yo me siento unido a JESUS, QUE TAMBIEN FUE RABINO.
Hay una interesante entrevista a Bergman en La Nación en:
www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1115325
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