Recientemente
Gran Bretaña ha creado un impuesto a las bebidas gaseosas que contengan azúcar.
El objetivo es combatir la obesidad y el enemigo declarado es el azúcar. En
particular el jarabe de fructuosa empleado por la industria alimenticia. La
evidencia señala que la fructosa ingerida con las gaseosas se transforma en
lípidos en el hígado.
Es una
historia interesante ver cómo se pasó del paradigma de que las grasas saturadas
eran peligrosas y responsables de las enfermedades cardíacas a esta nueva
situación en que el enemigo es el azúcar.
En 1980 el
gobierno norteamericano, después de consultar a los expertos en nutrición, publicó
la primer guía dietética que aconsejaba
disminuir el consumo de grasas, carne, huevos y leche entera a favor de
carbohidratos y vegetales. La industria alimenticia incorporó las grasas trans
en lugar de la manteca y siguió la guía igual que la población que la adaptó
rápidamente.
¿Mejoró la
salud de la población?
No, la salud
general empeoró en particular con un crecimiento rapidísimo de la obesidad, de un 15% de obesos
en el 1980 a un 35% en el 2000, afectando a adultos y niños y un creciente impacto de enfermedades cardíacas.
En 1972 el
Dr. John Yudkin, prestigioso científico británico, había escrito un libro
llamado “ Pura, Blanca y Letal” en
que criticaba el creciente consumo de azúcar y del jarabe de fructosa. Yudkin fue ferozmente combatido y criticado
por sus colegas y por la industria alimenticia que lograron desacreditarlo.
Más suerte
tuvo Robert Lustig, endocrinólogo pediátrico especializado en obesidad infantil
de la universidad de California, quien hizo una campaña a partir del 2009
contra el azúcar con más suerte que Yudkin(ver aquí). Su video de 90 minutos “EL AZÚCAR: LA AMARGA VERDAD “ ha sido
vista por más de seis millones de personas. En él explica documentadamente que
la fructosa, es el “veneno” responsable de la epidemia de obesidad en USA y
otros países.
Después de
tres décadas en las que el villano eran las grasas saturadas estamos ante un
drástico cambio de paradigma que ahora señala el azúcar como el nuevo villano.
¿Cuál fue la
responsabilidad de la guía dietética y de los expertos que asesoraron al gobierno
norteamericano?
Hay un intenso
debate al respecto que Ian Leisle discute extensamente en The Guardian (ver aquí) En el 2008
un estudio en la Universidad de Oxford en toda Europa sobre las causas de la
enfermedad cardíaca mostró una correlación inversa entre grasas saturadas y
enfermedad cardíaca, Francia tiene el nivel más alto de consumo de grasas y el
menor índice de enfermedad del corazón. Ucrania exactamente al revés. Pero
estos y otros estudios similares no hicieron mella en muchos nutricionistas. La
explicación estaría en un comentario de Max Plank: “Una nueva verdad científica
no triunfa porque se convencen sus oponentes sino cuando ellos se mueren y la
nueva generación la adopta”. O como lo explica Thomas Kuhn en su obra ”La
estructura de las revoluciones científicas” La ciencia no avanza gradualmente
sino a saltos con cambios de paradigmas.
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